La Noche Serena

Cuando el silencio lo abraza todo, y la luna refleja su luz en el estanque tranquilo, las sombras juegan a desvanecerse lentamente, mientras el viento susurra secretos a través de los bambúes. Cada estrella, una historia olvidada, brillando suave en el cielo infinito. Los pensamientos se enredan en la calma nocturna, como hojas llevadas por un río indolente. El mundo duerme, y en su sueño se cruzan los sueños de todos. Los suspiros de la tierra son ligeros como el rocío, y el alma se expande al compás de la oscuridad. La serenidad desciende como un manto gentil, agudizando los sentidos hacia lo eterno. Así, nos rendimos al sopor de la noche, que lenta y segura alivia las cargas del día. El corazón entiende el lenguaje de las estrellas, y responde con una paz que sólo la noche conoce. En esa hora, donde la vigilia y el ensueño se encuentran, los pensamientos más profundos se siembran en su terreno fértil. La noche canta su himno eterno, un susurro que promete la renovación al alba.