Despedida

En la lejana llanura de Yamakami, las nubes de otoño pasan lentas. Ah, si tan solo pudiera atravesarlas y reunirme contigo. Este corazón que no puede olvidarte, sigue ardiendo intensamente, como las hojas rojas del arce que caen en el olvido de la tarde. Recuerdo tu voz serena, tu risa suave entre susurros, en las noches donde el viento roza mi ventana con delicadeza. ¿Qué puedo hacer, si la distancia consume cada latido esperanzado, cada promesa susurrada al río? Te guardo en la memoria como la luna guarda su reflejo en las aguas dormidas del estanque. Aunque esté solo, tu compañía me envuelve. Esta despedida es un susurro de hojas que el viento acuna, un suspiro que se lleva el tiempo.