Chieko y yo
Kotaro Takamura
Japón
Bajo el gran cielo azul, extendido e infinito, Chieko y yo caminamos juntos, de la mano,
nuestras sombras abrazándose, alargándose,
junto a los árboles que susurran con el viento.
En la lejanía, el murmullo de un arroyo,
el canto de los pájaros al despertar la mañana,
transmite un delicado saludo, un aliento,
el suave recordatorio de la naturaleza,
siempre presente y amable en su esencia.
El tiempo parece detenerse en su compañía,
sus palabras son suaves notas que danzan en el aire.
Nuestros corazones laten al unísono,
como si fueran uno solo, como el fluir del agua.
Recordamos los días pasados y los futuros sueños,
con la serenidad que acompaña la comprensión,
y en este tranquilo espacio que compartimos,
encontramos la belleza pura de simplemente ser.
La brisa acaricia nuestras mejillas,
un gesto efímero pero eterno,
un momento congelado en la vastedad del tiempo.
Con cada paso, siento la conexión,
no solo entre nuestras manos, sino con todo lo que somos.
Este es nuestro universo, sin palabras,
donde la compañía trasciende lo físico,
viviendo en las miradas y silencios compartidos.
Lunes, 17 de febrero de 202500:21:55